Las calles bañadas de gente. Multitud de personas deambulan. Tú también caminas sin rumbo y tu mente va más rápido que tus pasos.
Buscas entre los rostros de los que tropiezan contigo una mirada cómplice que se cruce con la tuya y te hable sin palabras. Crees que esa mirada que buscas habrá de comprender en un instante tu vida entera… que sea tal la conexión, que pase dentro de tí a través de la luz que refleja el aire.
Sólo quieres que salte esa chispa que haga vibrar las cuerdas de tu corazón, y active el mecano de tu pensamiento, el engranaje del reloj que sólo conocen unos pocos.
Buscas ese otro tú… pero ese tú no existe; ese tú eres TÚ.
Te buscas en los ojos de los otros. Buscas un espejo que te refleje y te haga sentir vivo… pero vivo ya estás. Sólo que entonces no lo sabes…