domingo, 9 de mayo de 2010

Personas que merecen la pena

Esta mañana me he levantado con un artículo en XL Semanal que me ha gustado, junto con alguno más, que igual cito.

Se trata de un artículo que habla acerca del doctor en Medicina, Pedro Cavadas. He sentido admiración y respeto por él, al mismo tiempo que rabia, al ver que en esta sociedad de hoy en día, se valora y reconoce mucho más a la que se acuesta con el famoso de turno, y se convierte en famosilla de medio pelo, que al que realmente hace cosas importantes sin buscar el protagonismo en ello. ¿Cuántas personas conocen a Belén Esteban, por nombrar a alguien, y cuántas a Pedro Cavadas?

En alguna ocasión he hablado de esto, pero me apetece retomar el tema.

Para ello os hablaré brevemente de este héroe, que no merece menos que ser conocido como tal.

Pedro Cavadas, nacido en Valencia hace poco más de cuarenta años, se licenció en Medicina, también en Valencia, y completó sus estudios en los Estados Unidos. Tras una etapa en el Centro de Rehabilitación de Levante, y el Hospital Clínico de Valencia, regresó al Hospital de la Fe.

Aunque él se define como un trabajador normal, no puede ser normal aquel que tiene a su haber diagnósticos imposibles, intervenciones a vida o muerte, o implantes asombrosos (es el responsable de llevar a cabo el primer transplante de cara de España, y el octavo en todo el mundo en Valencia, entre otras muchas cosas) y aún así no se vanagloria ante los demás, y gusta de permanecer entre el montón, evolucionando a la humildad y altruismo, y huyendo de estereotipados trajes de médicos, batas…

Su andadura comienza con un viaje a África, de estancia en Kenia, durante el cual tuvo su primera toma de contacto con un mundo totalmente distinto al que estamos acostumbrados de comodidades, caprichos y facilidades que aquí tenemos muchos de nosotros (también cabe decir que no todos).

Con este viaje, comenzó a ser consciente, por él mismo, y por sus vivencias, de las dificultades con las que conviven día a día algunos, mientras otros derrochan de todo.

Tiempo después, un fatídico accidente de tráfico que se llevó a uno de sus hermanos, le hizo plantearse que la vida no se reduce al dinero, y que nadie ha pagado una entrada más cara por nacer en el hemisferio Norte. Su vida dio un giro, y, apoyado por su familia, cambió su Porshe y coches de lujo, por crear un proyecto de ayuda para África. Así dicho, suena a cliché, pero ¿cuántos de nosotros haríamos algo así?

A partir de aquí nació la “Fundación Pedro Cavadas”, que se nutre económicamente en un 99% de las operaciones privadas del doctor y del estudio de los arquitectos Virginia y Eduardo Cavadas, y con un 1% proveniente de donativos.

Transforma desde entonces los reconocimientos, en algo positivo que le permiten desplegar misiones quirúrgicas en África, así como traer grupos de niños enfermos aquí, a los que opera y recupera en su propia casa incluso, donde ha llegado a tener hasta 10 niños con sus respectivos familiaries, para su total recuperación. La ha convertido en un hospital de campaña.

La felicidad se la dan aquellos que ven posible un futuro gracias a él.

Su última hazaña ha sido el primer transplante facial español, y el primero en el mundo de mandíbula y lengua, en el que se ha desgañitado por proteger la identidad de su paciente y del donante. Él se mantiene en su intento de ser normal, lo que precisamente es algo poco común...

¿Ha movido algo en tu interior todo esto que te he contado acerca de él?

Es importante que entre todos hagamos una sociedad más justa y mejor, no sólo con los que menos tienen, sino apoyando y valorando a los que más dan sin pedir nada a cambio... Es importante dar a conocer a estas personas. Tú y yo podemos poner nuestro granito de arena…


Otro artículo que me ha dado qué pensar, es el que habla de Ciencia. De esa Ciencia utilizada para ayudar. Esa Ciencia que busca modos limpios de obtención de energía. Esa Ciencia que también merece ser reconocida, y esos científicos que tan desconocidos son, al igual que su labor. Citar, por citar alguno, el doctor Daniel Nocera, profesor e investigador del Masachusett Institute of Technology (MIT), que junto con su equipo de investigadores buscan un modo de aprovechar la luz del sol, al igual que lo hacen las plantas con la fotosíntesis, para conseguir energía. Interesante, ¿no es así?


NO AL CIERRE DE WEBS

Se asomaron a este rincón...