miércoles, 19 de septiembre de 2007

Encuentros


Hace tiempo, en un libro que leí y recomiendo (Las nueve revelaciones) contaba que cualquier persona que te encuentras por la calle, cualquier hombre, mujer o niño del que te percatas cuando caminas distraído, o incluso aquél/aquella que ves un montón de días en tu rutina cotidiana, y un día desaparece… esa gente, esas personas, aparecen en tu vida para algo. Son instantes en los que se cruzan los caminos, o momentos que se transforman en días o meses para luego perderse en la nada. Se tocan y se van; se cruzan y se alejan; pueden seguir paralelos toda la vida sin percatarse el uno del otro, o pueden encontrarse continuamente… pueden ser muchas cosas. Igual está escrito, y basta con decir una palabra para saber qué es esa persona de ti. Supongo que existe cierta conexión, y esas personas están ahí por algo. Nos pueden enseñar cosas, y en nuestra mano está querer aprender, estar receptivos…

Y los amigos… esos que vienen y van, esos que siempre están, y aquellos que un día descubres y piensas en el tiempo que has perdido sin conocerlos, o los que siempre estaban y ya no están; esos que por circunstancias de la vida se alejan de ti, tomáis rumbos distintos, se van alejando… lejos lejos, hasta que no los ves más. Incluso aquellos que luego no demostraron serlo, pero que te han dejado un trozo de ellos y se han llevado un pedazo de tí. Ay... recuerdos...

Añoro a esos con los que sin decir una palabra o con un solo gesto te entendías, y aquellos con los que discutías sobre temas de los más distinto, o con los que hablabas tanto que no sabíais cuál era el inicio de la conversación; aquellos con los que el silencio ya no era molesto; o con los que hacías locuras sin pensar.

Y es que a veces pienso que cualquier tiempo pasado fue mejor…

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