De 10:00 a 11:00 pude visualizar el plano un par de veces más, e incluso en dos de esas tres ocasiones, llegué a introducir mis datos bancarios (mmm, mal rollo, pensé, no me mola eso de que la cosa se corte recién introducidos los numeritos mágicos). Yo, que para quien no me conozca, es decir, la mayoría de los que me leen (¿pero me leen más de cuatro personas?), soy un manojo de nervios, ya estaba atacada antes de las diez. Imaginaos dos horitas de tensión... que no las pillo, que no las pillo (las entradas, me decía).
Hasta las 12:15 no hubo manera (y eso que conté con la inestimable ayuda de mi hermano y de mi chico cada uno en un ordenador distinto, y en distinto lugar... ya igual fue eso lo que ralentizó a don servidor... jaja), y pude respirar tranquila. Bendito Festival, benditos los de Generaltickets, y bendita la madre que los parío, me repetía durante mi periplo sabatino mañanero...
Pienso que, al no ser la primera vez, podrían haber previsto tal avalancha de gente, y hacer algo al respecto. Yo, por mi parte, como no quiero que caiga en el olvido, aquí dejo escritas unas palabritas, porque ya se sabe, si no, se las lleva el viento.
P.D. Aún así, recomiendo fervientemente asistir a este Festival. Merece la pena. Y es otra excusa de las tantísimas que doy, para ver Granada.